Las diferentes trayectorias de unificación y división de estas dos regiones se debieron a sus distintas condiciones geográficas, estructuras económicas, sistemas políticos y tradiciones culturales.
Por Hu Yuanhang
BEIJING, 15 mayo 2022 (CNS) – El continente europeo y el continente chino, comparables en superficie, desarrollaron panoramas políticos muy distintos: uno se fragmentó en numerosos pequeños estados, mientras que el otro evolucionó hacia una nación unificada y multiétnica. ¿Qué razones profundas subyacen a esta divergencia? ¿Qué ideas pueden aportar al futuro de nuestro mundo el concepto chino de un «Gran Estado Unificado» (Da Yitong) y su singular visión del mundo, «Tianxia»? La columna «W.E. Talk» de China News Service (CNS) realizó una entrevista exclusiva sobre este tema al profesor Lin Chaomin, asesor de la Asociación China para la Historia de la Nacionalidad, presidente de la Asociación de Investigación de la Cultura China de Yunnan, primer doctor en Historia Étnica de China y profesor de Historia y Etnología.
A continuación, se presentan algunos extractos de la entrevista:
CNS: La gran mayoría de los países del mundo son estados multiétnicos, pero pocos han logrado un marco unificado. China es uno de ellos. Desde una perspectiva histórica, ¿cómo surgió este marco?
Lin Chaomin: En la Antigua China, numerosos grupos étnicos coexistían junto al pueblo Huaxia. Los textos anteriores a la dinastía Qin los denominaban colectivamente Rong, Di, Yi y Man, los «cuatro bárbaros» (Si Yi). Los Huaxia y los cuatro bárbaros conformaban un marco de «las cinco partes en armonía», en el que los «Zhu Xia» (el pueblo Huaxia) y los cuatro bárbaros constituían colectivamente los antepasados de la comunidad étnica china.
En el año 221 a. C., los Qin unificaron los seis estados, estableciendo la primera nación multiétnica unificada de la historia de China. Implementaron políticas de «escritura estandarizada, vías de transporte uniformes, pesos y medidas comunes y normas éticas compartidas». Esta serie de políticas sentó las bases del sistema social feudal chino, que se prolongó durante más de 2000 años, impulsó la integración económica nacional y favoreció la formación de valores culturales, éticos y espirituales compartidos, lo que asentó sólidos cimientos para el surgimiento de la comunidad étnica china.

En la dinastía Han, la nación china, predominantemente han, comenzó a tomar forma. La gran amalgama étnica durante las dinastías Wei y Jin y las Dinastías meridionales y septentrionales (Nanbeichao) impulsó aún más el desarrollo de esta comunidad. Los períodos Sui y Tang fueron testigos de una nueva fase de interacción, intercambio e integración entre diversos grupos étnicos. Durante los períodos de las Cinco Dinastías, Liao, Song, Xia, Jin y Yuan, el modo de producción feudal se expandió aún más hacia las regiones fronterizas, alcanzando su apogeo en la gran fusión de la nación china. Bajo el dominio unificado de las dinastías Ming y Qing, se fortalecieron los lazos económicos y culturales entre todos los grupos étnicos, consolidando la estructura estatal multiétnica unificada.
Históricamente, la división política en China ha sido transitoria, mientras que la unidad política ha perdurado. La llamada «división» solo representaba entidades políticas opuestas, mientras que la estructura económica, los sistemas sociales y el patrimonio cultural de China seguían estando fundamentalmente unificados. Las llanuras centrales y las regiones fronterizas, los grupos étnicos han y minoritarios, la historia y el presente: todo ello constituía una comunidad inseparable. Desde el punto de vista del desarrollo, los períodos de división se hicieron cada vez más cortos y de menor escala, mientras que los períodos de unidad se prolongaron y se consolidaron. Puede decirse que cada división sirvió como fase de transición hacia un nivel superior de unidad.
CNS: ¿Por qué la Europa Antigua, a diferencia de la Antigua China, no logró convertirse en un imperio unificado?
Lin Chaomin: En la Antigua China también hubo un período en el que coexistían numerosos estados independientes, similar al mundo de las ciudades-estado griegas. Sin embargo, poco a poco estas ciudades-estado se fusionaron para formar reinos regionales, que más tarde evolucionaron hasta convertirse en una dinastía unificada bajo la dinastía Qin. La Europa Antigua, de hecho, permaneció en un estado similar al de los períodos de Primavera y Otoño y de los Reinos Combatientes de China. Las diferentes trayectorias de unificación y división de estas dos regiones se debieron a sus distintas condiciones geográficas, estructuras económicas, sistemas políticos y tradiciones culturales.
China ocupa el extremo oriental del continente euroasiático. Al este se extiende la vasta superficie del océano Pacífico; al oeste, se alzan imponentes barreras montañosas como el Pamir y las montañas de Altái; al suroeste se encuentra la meseta del Xizang-Qinghai, conocida como «el techo del mundo»; al norte, la meseta de Mongolia, y más allá, la zona de permafrost. Esta configuración forma una unidad geográfica semicerrada, que proporcionó a los antepasados de la nación china un hábitat relativamente estable. Sin embargo, dentro de esta unidad geográfica relativamente aislada, las importantes variaciones ambientales internas fomentaron modelos económicos distintos, como la agricultura y el pastoreo nómada, lo que impulsó la dependencia mutua y la complementariedad a lo largo de milenios. Las principales vías fluviales, como los ríos Yangtsé, Amarillo, las Perlas y Lancang, interconectaron aún más a los grupos étnicos en las cuatro direcciones cardinales.
Estas condiciones geográficas fomentaron una profunda conciencia y aspiración a la unidad entre sus habitantes. Tras siglos de guerras durante los períodos de Primavera y Otoño y de los Reinos Combatientes, la dinastía Qin unificó los seis estados, aboliendo el sistema feudal de feudos establecido desde la dinastía Shang. Implementó un sistema centralizado de comandancias y condados, logrando una unificación completa. Posteriormente, durante las dinastías Qin y Han, China se fusionó en un grupo étnico han unificado. La política de «descartar las cien escuelas de pensamiento y venerar sólo el confucianismo» fomentó un consenso ideológico y ético compartido. Esta implacable convergencia —geográfica, étnica y cultural— forjó una estructura estatal excepcionalmente estable y unificada, alimentó una conciencia colectiva entre la nación china y estableció el espíritu colectivista de la civilización china.
Europa ocupa el flanco occidental de la masa continental euroasiática, limitada por Asia al este a lo largo de los montes Urales, por el océano Ártico al norte, por el océano Atlántico al oeste y, al sur, separada de África por el mar Mediterráneo. Se asemeja a una gran península que se adentra hacia el oeste desde la masa continental euroasiática. Una característica destacada de su geografía es un perfil muy recortado y fragmentado: más de un tercio de su superficie total está compuesto por penínsulas e islas. La intrincada interacción entre la tierra y el mar, junto con la disección de las cadenas montañosas y los ríos, ha fragmentado el continente europeo en numerosas unidades geográficas distintas. Cada una funciona de forma relativamente independiente y carece tanto de la motivación intrínseca como de los medios prácticos para la unificación. Además, ninguna unidad posee un dominio abrumador sobre las demás, lo que da lugar a una estructura económica relativamente dispersa y a un panorama político caracterizado por la coexistencia de numerosos estados independientes.
El período del Imperio romano representó la aproximación más cercana a la unidad en la historia antigua de Europa. A través de la expansión militar, Roma trascendió los estrechos límites de la política de las ciudades-estado, uniendo numerosas ciudades-estado bajo una sola potestad y sentando las bases de un marco regional europeo. Lamentablemente, Roma no logró la estandarización monetaria, la unificación lingüística, la integración étnica ni el establecimiento de una ideología cultural unificada, sucumbiendo finalmente a la fragmentación. Este prolongado estado de división dificultó que la población llegara a un consenso unificado, lo que obstaculizó la cohesión e impidió cualquier forma de síntesis.

CNS: ¿Por qué los chinos posemos un sentido de unidad tan fuerte en comparación con otras naciones y regiones?
Lin Chaomin: Un fenómeno intrigante es que, en la Antigua China, incluso durante los períodos de división, tanto los han como los grupos étnicos minoritarios buscaban la «unificación bajo el cielo». Cada dinastía que se establecía se consideraba a sí misma la sucesora legítima de la tradición china. Además, los sistemas dinásticos que instituyeron se basaban en la herencia de las instituciones de las dinastías Qin y Han, sin alterar fundamentalmente las estructuras económicas, políticas y culturales generales.
¿Por qué era así? Porque la prolongada coexistencia de diversos grupos étnicos fomentó modos de producción y de vida cotidiana complementarios pero unificados, lo que dio lugar a la civilización china, altamente inclusiva y absorbente. Esto cultivó una poderosa fuerza cohesionadora dentro de la nación china, basada en puntos en común. Incluso durante los períodos de división, esta forma de vida se mantuvo inalterada, los sistemas políticos persistieron, la conciencia colectiva perduró y la cultura continuó sin interrupciones. Esto se manifestó, en las perspectivas nacionales y étnicas, como una nación unificada y en una conciencia colectiva de la nación china.
Otro fenómeno intrigante es que la Antigua China se refería al emperador como el «Hijo del Cielo» (Tianzi) y consideraba la unificación como el «Mandato del Cielo» (Tianming). Más allá del concepto de «Estado», existía una noción política aún más amplia: «todo bajo el cielo» (Tianxia). Este llamado «Tian» representaba la expresión sacralizada de las leyes naturales y sociales. En esencia, la concepción de la nación china sobre el Estado está indisolublemente ligada a la cosmovisión y los valores de «el mundo como un solo cuerpo».

CNS: Los chinos aspiramos a «unificar los cuatro mares y todo el mundo». En la era globalizada actual, ¿podría esta visión —tratar al mundo entero como una unidad política y abogar por un orden compartido— ofrecer nuevas posibilidades para el orden mundial?
Lin Chaomin: Una característica definitoria de la cultura china es su visión cosmológica de «unidad entre el cielo y la humanidad» y su filosofía social de «luchar por la armonía». Esta cultura guía a las personas para que armonicen su yo interior y exterior, a sí mismas con los demás y al individuo con el colectivo; guía la armonía entre todos los pueblos bajo el cielo, logrando «un mundo como uno solo, con vientos que soplan en la misma dirección a lo largo de diez mil millas» y «dentro de los cuatro mares, como si fueran una sola familia»; guía a la humanidad para que se armonice con la naturaleza, logrando la unidad entre el cielo y la humanidad; y posee benevolencia universal.

Es precisamente porque la cultura china considera al individuo, la sociedad, el mundo y el cosmos como un todo continuo y armoniosamente resonante dentro de un único espacio-tiempo —en tanto que logra » armonía en la diversidad» y una mayor inclusividad, apreciación, aprendizaje y asimilación dentro de ese todo— que la civilización china ha perdurado con una continuidad ininterrumpida.
El ritmo de desarrollo y cambio en el mundo actual supera al de cualquier época anterior, y parece plagado de crisis y conflictos. Sin embargo, mantengo que, a pesar de la diversidad cultural y el pluralismo político, las interconexiones y la integración se están intensificando, y las civilizaciones están convergiendo. El respeto, la comprensión, el aprendizaje y la tolerancia mutuos están sustituyendo al conflicto. La construcción de una «comunidad de futuro compartido de la humanidad» se está convirtiendo en la tendencia dominante de la historia mundial. Sin duda, la civilización china, representada por el concepto de «Tianxia» y caracterizada por su conciencia colectiva y su inclusividad, puede desempeñar un papel más significativo, ofreciendo nuevas perspectivas y vías viables.
Perfil del entrevistado:

Lin Chaomin, profesor de la Universidad de Yunnan y miembro de la Academia Provincial de Historia y Cultura de Yunnan. Se ha desempeñado como vicerrector de la Universidad de Yunnan, vicepresidente de la Sociedad China de Historia Étnica, vicepresidente de la Sociedad China de Estudios Étnicos y presidente de la Sociedad Histórica de Yunnan. Actualmente es subdirector ejecutivo del Comité de Investigación y Compilación de Libros Antiguos de la Educación Superior Provincial de Yunnan, presidente de la Asociación Provincial de Yunnan para el Estudio de los Clásicos Chinos y asesor de la Sociedad China de Historia Étnica. Sus campos de investigación son la historia étnica china y la historia local de Yunnan. Entre sus publicaciones destacan: Obras completas de Lin Chaomin (cuatro volúmenes), Historia de los grupos étnicos chinos, Historia étnica de las dinastías Tang y Song, Panorama de las culturas regionales chinas: volumen de Yunnan y el volumen III de Historia general de Yunnan. Entre sus traducciones figura El reino de Nanzhao y la frontera suroeste de la dinastía Tang. Ha editado Las Obras completas de Fang Guoyu y Revista de Etnología, entre otras.
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