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(W.E. Talk) Flora Botton Beja: ¿Por qué es clave apoyarse en la tradición para entender la China contemporánea?

China posee un sistema cultural tradicional muy completo, cuya comprensión resulta esencial para entender lo que ocurre en la actualidad. Una de las características distintivas de su civilización es la continuidad.

Por Han Yu, Xu Xueying, Wang Zonghan

BEIJING, 9 sep 2023 (CNS) – Flora Botton Beja es una de las figuras pioneras y la principal experta en sinología en México e incluso en América Latina. Tras más de seis décadas dedicadas al estudio de China, ha sido mentora de numerosos académicos de la región y actualmente es profesora del Centro de Estudios Asiáticos y Africanos de El Colegio de México. El 8 de septiembre de 2023, Flora Botton Beja recibió el Premio Orquídea en la categoría «Logros Destacados».

En una entrevista exclusiva para la columna «W.E. Talk» de China News Service (CNS), la profesora compartió su vínculo personal con China y reflexionó sobre los intercambios culturales entre China y México. Señaló que China cuenta con una tradición cultural completa, y que solo a través de su comprensión integral es posible entender tanto la China de hoy como su civilización milenaria.

A continuación, se presentan algunos extractos de la entrevista:

CNS: A principios de los años 60 del siglo pasado, participó en el «Proyecto Mayor» Oriente-Occidente de la UNESCO, que abarcaba varias naciones asiáticas. ¿Qué la llevó a elegir China como su área de estudio?

Flora Botton Beja: En 1963, recibí una beca de la UNESCO para estudiar una maestría en Estudios Orientales en El Colegio de México, y fue entonces cuando establecí mi vínculo con la cultura china. De hecho, podría haber elegido India, Japón, Oriente Medio u otras regiones, pero opté por China como objeto de investigación. Nunca me he arrepentido de esa elección.

Flora Botton Beja pronuncia un discurso en la ceremonia de entrega de la primera edición de los Premios Orquídea. (CNS/Tian Yuhao)
Flora Botton Beja pronuncia un discurso en la ceremonia de entrega de la primera edición de los Premios Orquídea. (CNS/Tian Yuhao)

Mi interés por China se remonta a la infancia: desde niña leí numerosas novelas ambientadas en ese país. Una de sus autoras más reconocidas fue la escritora estadounidense Pearl S. Buck, famosa desde la década de 1930. Hija de misionero, creció en China, dominaba el idioma y retrataba la vida rural a partir de lo que observaba y escuchaba. Leí en francés su novela más célebre, The Good Earth (La Buena Tierra). Desde entonces, me sentí profundamente atraída por aquellas personas que vivían en un lugar tan distante; me parecían distintas y, a la vez, fascinantes. Comprendí que la vida de las mujeres chinas había sido muy dura y opresiva, y que la revolución fue decisiva para transformar su destino.

Al principio no sabía mucho sobre China. Solo conocía que se había escrito extensamente sobre el país, que la revolución se consideraba un medio fundamental para resolver sus problemas y que se admiraba la revolución china junto con el papel de Mao Zedong en ella.

Cuando comencé a estudiarla, descubrí que China posee un sistema cultural tradicional muy completo. Llegué a la conclusión de que, para comprender verdaderamente a China, el mundo debía conocer a fondo su cultura tradicional. Desde entonces investigué su historia, reflexioné sobre temas premodernos y enseñé filosofía china durante muchos años.

CNS: De 1981 a 1987, usted fue editora en jefe de Estudios de Asia y África. Durante ese período se dedicó a traducir clásicos chinos. ¿Cómo abordó esa labor de traducción?

Flora Botton Beja: En la década de 1980 casi no había traducciones directas de obras clásicas chinas en México. Algunas las habían hecho misioneros católicos, pero estaban influidas, en cierta medida, por la ideología cristiana y se apartaban del texto original. Yo traduje a Mencio, Xunzi, Mozi y algunas narraciones de la dinastía Tang. Estas traducciones despertaron el interés de lectores mexicanos y de muchos hispanohablantes de otros países por la literatura tradicional china.

Traducir los clásicos chinos es una tarea muy difícil: es necesario consultar diccionarios y abundante bibliografía. Además, existe una vasta obra sobre la terminología, con diversas interpretaciones, que busca precisar qué significaba un término. Para ello tuve que leer gran cantidad de material, comparar varias traducciones y hacer todo lo posible por acercarme al sentido que, a mi juicio, debía tener. Aunque ninguno de nosotros puede comprender con total certeza el significado original de las enseñanzas de Confucio, sí podemos aproximarnos a él a través de sus discípulos, así como de las evaluaciones y comentarios de otros estudiosos.

CNS: Tras conocer el país solo a través de los libros, usted visitó China por primera vez en 1975. ¿En qué difería la imagen que tenía de la realidad que encontró?

Flora Botton Beja: La China de los libros se volvió realidad ante mis ojos. Sentí como si hubiera llegado a una tierra prometida. Aunque tuve poco contacto directo con la gente y solo podía viajar con permiso especial y acompañada por un guía, estaba fascinada. Imagine la sensación: haber leído sobre la dinastía Qin y luego visitar el mausoleo en Xi’an; leer las novelas de Pearl S. Buck ambientadas en el Shanghái de los años treinta del siglo pasado y luego estar realmente en Shanghái; ver las fotos de Mao Zedong proclamando la creación del Gobierno Popular Central de la República Popular China y después caminar por la plaza de Tian’anmen.

Tian'anmen. (CNS/Ren Jiancheng)
Tian’anmen. (CNS/Ren Jiancheng)

CNS: En 1978 fue nombrada consejera cultural de la Embajada de México en China. En 2020, durante la inauguración del V Congreso Internacional sobre la Enseñanza del Chino en México, recibió el Premio a la Contribución Especial de la Academia Mexicana. ¿Podría compartir algunos recuerdos de su labor en China? ¿De qué manera ha sido testigo del desarrollo de los intercambios culturales entre China y México?

Flora Botton Beja: Fue una época muy especial para estar en China. En 1978, China entró en una nueva etapa. También visité varias escuelas para un proyecto sobre educación. Me involucré en la vida cultural de Beijing, que era extremadamente dinámica: se recuperaban obras teatrales clásicas y surgían formas artísticas tanto tradicionales como nuevas. Fue una experiencia extraordinaria.

En 1978, los intercambios culturales entre China y México eran muy limitados. Los mexicanos sabían poco sobre China, y el gobierno estaba centrado en el comercio, con poca atención a otros ámbitos. En mi universidad se creó entonces un programa llamado «Estudios Orientales». En realidad, preferimos hablar de «Asia» porque «Oriente» es una noción de raíz europea.

Ese programa nos dio la oportunidad de formarnos. Yo estudié allí y después continué mi preparación en el Reino Unido, Estados Unidos y otros lugares. Al volver, empecé a dar clases. Llegaban estudiantes de toda América Latina para aprender el idioma y conocer Asia. En estudios chinos formamos a muchas personas de la región; incluso vinieron de España, donde aún no existía un programa de sinología.

En cierto modo, encendimos una luz. En una ocasión hice una analogía: como si un monje chino viajara a la India para estudiar budismo y luego regresara para enseñarlo. Nosotros hicimos algo parecido: formamos a gente sobre China, ellos volvieron a sus países y pusieron en marcha programas por toda América Latina.

Flora Botton Beja asiste a la ceremonia de entrega de la primera edición de los Premios Orquídea. (CNS/Tian Yuhao)
Flora Botton Beja asiste a la ceremonia de entrega de la primera edición de los Premios Orquídea. (CNS/Tian Yuhao)

CNS: Han pasado más de cincuenta años desde que comenzó a enseñar chino. ¿Qué espera del futuro de los intercambios culturales y del aprendizaje mutuo entre China y México? ¿Cómo posicionar su tarea?

Flora Botton Beja: México y China establecieron relaciones diplomáticas hace más de 50 años. Me complace constatar que hoy mantienen intercambios dinámicos en los ámbitos económico, político y académico: movilidad estudiantil, becas, estancias de investigación, viajes y aprendizaje de idiomas, entre muchos otros.

Tradicionalmente, se llamaba sinólogos a los eruditos que difundían la cultura china mediante el estudio y la traducción del chino, con un enfoque en la tradición. En la actualidad, el término se emplea de forma más amplia para designar a cualquier especialista en China, incluida la China contemporánea.

Actualmente, mucha gente quiere aprender chino, viajar a China y leer sobre el país. Mis alumnos en México enseñan cultura china en distintas universidades, y la mayoría se dedica a estudiar la China contemporánea. Mi tarea ha sido abordar la China contemporánea desde la perspectiva de su tradición.

China posee un sistema cultural tradicional muy completo, cuya comprensión resulta esencial para entender lo que ocurre en la actualidad. Una de las características distintivas de su civilización es la continuidad.

Flora Botton Beja (primera por la izquierda) recibió el Premio Orquídea en la categoría "Logros Destacados". (CNS/Yi Haifei)
Flora Botton Beja (primera por la izquierda) recibió el Premio Orquídea en la categoría «Logros Destacados». (CNS/Yi Haifei)

Yo nací en Grecia. Aunque hoy forma parte de la civilización occidental, la Grecia moderna no es la sucesora directa de la Antigua. En Oriente Medio existieron grandes civilizaciones, como Babilonia y Asiria, pero los Estados modernos no han heredado directamente aquellos sistemas culturales. En China, en cambio, perviven la misma escritura, los mismos caracteres y muchas tradiciones: esa continuidad constituye su gran singularidad. Por ello, como mencioné, me dedico tanto al estudio de la tradición como de la sociedad china contemporánea.

 

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Perfil de la entrevistada: 

Flora Botton Beja es sinóloga y profesora del Centro de Estudios Asiáticos y Africanos de El Colegio de México. Autora de una prolífica obra, ha dedicado su carrera al estudio de la cultura tradicional y de la China contemporánea. Formó a varias generaciones de destacados sinólogos en México, por lo que es reconocida como fundadora y principal referente de la sinología en Iberoamérica. Ha traducido clásicos confucianos y es autora de Historia Mínima de China y de Historia Mínima del Confucianismo, además de investigar las tendencias de la literatura china moderna y contemporánea. Sus aportes han contribuido a moldear la «percepción de China» en México y en el ámbito hispanohablante.

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